Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Samuel 17, 17-29

17 Jonatán y Ajimaas estaban apostados en la fuente de Roguel. Una
criada vendría a avisarles y ellos irían a comunicárselo al rey David, porque
no podían dejarse ver al entrar en la ciudad.

18 Pero los vio un muchacho y avisó a Absalón. Entonces los dos
partieron a toda prisa y entraron en casa de un hombre de Bajurim. Tenía
éste un pozo en el patio y los bajaron a él.

19 La mujer tomó una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y
puso encima grano trillado; de modo que no se notaba nada.

20 Llegó la gente de Absalón a la casa, donde la mujer, y dijeron:

«¿Dónde están Ajimaas y Jonatán?» La mujer respondió: «Han pasado más
allá hacia el agua.» Buscaron, pero no hallaron nada y se volvieron
a
Jerusalén.

21 Después que se fueron, subieron ellos del pozo y fueron a avisar al
rey David diciéndole: «Levantaos y pasad aprisa el agua, porque este
consejo les ha dado Ajitófel contra vosotros.»

22 Se levantó David y todo el pueblo que estaba con él y pasaron el
Jordán; al romper la luz de la mañana no quedaba nadie sin pasar el Jordán.

23 Cuando vio Ajitófel que no habían seguido con su consejo, aparejó
el asno y levantándose fue a su casa en su ciudad; ordenó su casa, y luego
se ahorcó y murió. Le sepultaron en la tumba de su padre.

24 Llegaba David a Majanáyim cuando atravesaba Absalón el Jordán
con todos los hombres de Israel.

25 Absalón había puesto a Amasá al frente del ejército, en lugar de
Joab. Amasá era hijo de un hombre llamado Yitrá el ismaelita, que se había
unido con Abigaíl, hija de Jesé, hermana de Sarvia, madre de Joab.

26 Israel y Absalón acamparon en tierra de Galaad.

27 Cuando David llegó a Majanáyim, Sobí, hijo de Najás, de Rabbá
de los ammonitas, y Makir, hijo de Ammiel, de Lo Debar, y Barzillay de
Galaad de Roguelim,

28 llevaron lechos, esteras, copas y vasos de barro, así como trigo,
cebada, harina, grano tostado, lentejas, habas,

29 miel, cuajada, ovejas y quesos de vaca, y lo ofrecieron a David y a
la gente que estaba con él, para que comiesen, pues se habían dicho: «La
gente habrá pasado hambre, fatigas y sed en el desierto.»